LA MANO QUE APRIETA

domingo, 5 de febrero de 2012

Cielo mío.

Hola domingo. Mirá vos el cauce de las cosas. Tumulto para nada caótico. La joda es que en el interín te descargan toneladas de cal y cemento. Y eso no es por la erótica que puedan conjugar albañiles y propietarios o futuros inquilinos...
Será que será que sos el día y la hora de los no compromisos.
Cuando Alicia descubre la maravilla, pareciera que va a llover un domingo que no es domingo, y hay cataratas inversas y dinosaurios regalones (bichos tímidos que se ruborizan al mirar a sus vecinos).
Sos mi momento preferido en la vida. Claro que dentro de unos momentos más, partiré al parque Rivadavia para comer un mondongo (digestión no usual) con Sarmiento y con la madre Oca que acaba de cumplir 18 años y todos los puesteros se la quieren fifar.
Me gustaría que llovieras hasta el diluvio como en los versos ilusionados de Salgari.

Scully-Jones. Contratapa.

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