LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 29 de febrero de 2012

ambiental

Siempre se está aprendiendo algo aunque no se quiera aprender más nada.
Repentinamente una molestia llevadera se convierte en una puntada terminal que duele muchísimo porque no termina así nomás, o si.
Consuelo o Desconsuelo. Todo o Nada. Lo intermedio es feroz, bellísimo. Hermosura que aparece a traición y sigue de largo. Se trata de sucesos que no deberían ser reales y sin embargo tienen la contundencia que mata en seco. Tanto el amor (o lo que sea que se parezca al amor) o la muerte (o lo que sea que se parezca a la muerte), suceden en momentos pudorosos impúdicos, pues el protagonista destas afecciones se encuentra poseído por los demonios de la estupidez humana y cree en esa fatuidad.

Arcano perdido que reapareció. Óleo. 1982.

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