LA MANO QUE APRIETA

lunes, 9 de enero de 2012

la muerte del gatito cuatro

La gata tuvo 4 gatitos. Tempranamente se murió uno. Quedan tres.
El pequeñuelo empezó a empeorar rápidamente. Cada vez más flaquito haciendo un maullido irreal, más que maullido, un gesto de dientes y encías que día a día se iba agravando, alejándose.
Murió a mis pies, un mediodía en el patio del fondo, mientras yo le daba color a la escultura: "Las inspecciones del Sr. Davidson". Yo pintaba y el felino moría.
Primero se estiró como descuartizándose, rugiendo un maullido espiritista, único. El último rugido.
Por el culo cagó sus tripas y por la boca, vomitó su tráquea con la lengua en la punta.
Entonces quedó quieto, como una piedra.

Roberto Páez: "El gato  es una idea".

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