LA MANO QUE APRIETA

sábado, 28 de enero de 2012

gracias a la vida

Cuando van a matar al porco de San Antón, éste es amable con los que lo alimentaron y cuidaron hasta ese momento: "Quiero agradecerles todo lo que he aprendido de ustedes. La verdad que estoy muy satisfecho".
Un largo y afilado cuchillo le entra por un costado del cuello y le parte el corazón. Luego los palos por el culo, las quemazones del cuero peludo y las largas volteretas del desmenuzamiento. Toda una semana de corpus no corruptus. Especias y ahumados.

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