LA MANO QUE APRIETA

viernes, 27 de enero de 2012

foot-ball

La cosa se remonta al tiempo de los griegos y se reafirma con los romanos cuando la pelota rebota. Haroldo, por el 1050, prohibe a la gente patear pelotas. Pues los pueblos rivalizaban y  las pateaduras terminaban en carnicerías.
Es más adelante que las culturas en sus campos, dimensionan la relación del hombre con la pelota inflada.
Se fija un terreno rectangular y un ballon esférico y dos equipos que intentan meterle el uno al otro, la pelota. Durante el siglo XX, Umberto Eco ve el fenómeno como una puja sodomítica. La pelota no puede ser tocada con la mano. Está prohibido. Los porteros si pueden y la manosean. Gana el equipo que la mete más veces.
Wéllington decía que Napoleón en Waterloo había perdido un juego de foot-ball.

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