LA MANO QUE APRIETA

viernes, 30 de diciembre de 2011

de Yoel al Fantasma Benito (Conversaciones del siglo XX).

Dicen que la memoria, por un lado tiende a mantener vivo el recuerdo de las cosas bellas y que por otro, tiende a olvidar las feas, gruesas y descapotadas.
  De esta forma, la memorización cadenciosa calmaría las arritmias que suceden cuando alquien es sorprendido contrabandeando substancias ilegales.
  Pensantes un tanto más presurizados, practicantes de "un solo salpicón a los cuatro vientos es suficiente para despejar la semiconciencia", recomiendan mantener los axiomas en secreto, evitar decir pelotudeces mientras riegan vecindario oportunista que recoge la lluvia de sanatas. Concretamente, comportarse como pelotas de tenis (no de golf), ser amable y desear la desgracia, o la gracia, de todo Inocencio numerado o marginal que se manifieste con ideales lacios, rapados o guillotinados. Antes, los Inocencios eran jinetes sin cabeza, agora son peatones adictos a la luz verde de las mil y una tropelías, y es ante el intercalado que se arma por Internet, que aparece un colador que impide el traslado de las ladillas de los pubis angelicales a las cejas delineadas, pero visando sus efectos. Por eso conviene respetar la poronga de Ivanhoe como señal en el camino y guiarse por ella.

Cuaderno Phillips. 1980.-

0 comentarios: