Mi única admiradora
Adriana se autodenominó "admiradora" y me visitó en el taller. El acto fue heroico y desprevenido en medio de un montón de gatos e infinidad de libros. Se trata de la única admiradora que tengo. La palabra no define a Adriana. Ella y su madre, años lejos, veían mis esculturas cuando venían al centro y aquellas imágenes se conformaron en ella, se hicieron parte de ella. Son de ella. Y las vino a mirar. Foto: Mónica. 2011.
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