LA MANO QUE APRIETA

domingo, 26 de septiembre de 2010

interruptus


El tobogán no está terminado.
Sin embargo hay que tirarse por él, no porque haya prisa ni veleidades energúmenas.
Su armado debió haberse completado hasta el último nudo hace rato, pero la desidia fue vergonzoza, berenjena verde esperanza.
Mullido berenjenal que recibe al que viaja ondulante en este aparato pronosticado, prometido, que no llega a ser real.
Místico tobogán que va de Plaza de Mayo hasta Liniers y que por ahora sirve nomás para embutir carne humana vestida. Pues no hay destino y el destino tampoco llega.
Cuando el viajero llega al portal de lanzamiento, una voz cibernética le dice: "El viaje es sin paradas y el arribo incierto. Pruebe más tarde o inicie ahora su desplazamiento".
La población va en aumento y el portal implica libre tránsito, aunque haya que pagar cospel.

Collage 1980.

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