LA MANO QUE APRIETA

viernes, 9 de julio de 2010

Vanidad de vanidades.


Hoy, entre las 8 y 10 de la mañana, limpié toda la mierda de los gatos (con las piedritas saturadas: bolsa y medio de consorcio) y acomodé unos 900 discos de pasta sin diferenciar las grabaciones ortofónicas de las eléctricas: Gardel en un bloque, tango (Maizani, Fresedo, Canaro, Tania, etc.) en otro bloque. Ópera por otro lado y Jazz, españoles y melódicos por otro.
A partir de las 10 de la matina, transcurrieron cerca de 50 minutos donde tomé mate, "leí" el diario y medité sobre las actividades inmediatas. Generalmente en mi día a día, cuando esto sucede -costumbre acarreada de los juveniles tiempos del viaje- en vez de hacer lo que tengo que hacer, sacudo una pandereta virtual. A veces con frenesí y la mayoría de las veces parsimoniosamente, y así llego a una quietud que nunca perdona por el tiempo perdido.

Collage. 1978.

2 comentarios:

Alguna vez oi del arte de ordenar las cosas, siempre y cuando haya que hacer otra cosa.

o no hacer