LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 3 de febrero de 2010

Así, los diluvios.

Hace muchos años, cuando escuché los primeros truenos y los siguientes, me impresionaba la monumentalidad de su resonancia terminal, que curiosamente terminaba y en cualquier otro momento de la vida, volvía a tronar.
Por un tiempo, mientras me duró la edad de la razón, pensé que los mismos truenos sucedían nuevamente. No todos... Pensé que algunos truenos (los más escandalosos)volvían a través de los tiempos y reciclaban el pasado.
Así como las lluvias,
entre la luna y el sol.
Ahora pienso que los truenos son todos diferentes unos de otros y que se acumulan como se junta la nicotina en el pulmón humano. Salvando las macro diferencias, los truenos acumulativos parecen ser los síntomas de una durabilidad de vida.

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