LA MANO QUE APRIETA

lunes, 8 de junio de 2009

lluvia

El saltar de un tema a otro producía ectoplasmas que flotaban en cámara lenta y cuando estallaban iluminaban el paisaje. Eso, enceguecía de tanta luz y la urgencia se convertía en cosa vieja. Un día después de las inundaciones, se restableció el servicio telefónico y faltó electricidad en hospitales y semáforos capitalinos y los registradores de kilowatios zumbaban. Una jubilada quedó fuera de su domicilio durante la tempestad y se empapó acumulando humedad y pudriendo el piso donde estaba parada... Súbitamente el suelo se tragó a la jubilada.
Un periodista le preguntó a un funcionario municipal si le podía decir a qué se debía la presencia de tanta agua en las calles y el funcionario respondió: "A la lluvia".

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