LA MANO QUE APRIETA

viernes, 19 de junio de 2009

la epístola vampírica que ilustrara Breccia

Cuando Yoel le propone a Breccia ilustrar la “Epistola vampírica” (extraño monólogo de un seudónimo rumano que explica el vampirismo desde el punto de vista del dualismo gnóstico, y adonde se rechaza la vampiromanía actual provocada por Bram Stocker con “Drácula”) el viejo dibujante no duda y sellan el pacto con una propuesta de Canje:
- Yo te hago la tapa y las ilustraciones y vos me das libros a cambio…
- Más bien.
Con los originales en sus manos, Breccia deja intacta la epístola con toda su erudición y trabaja sobre un pequeño diccionario vampírico armado por Yoel que va a continuación de la "epístola". Breccia elige personajes y situaciones para ilustrar.
Ilustra a Ardisson “el vampiro de Muy”: un necrófilo que alrededor de 1870 en Francia, gustaba llevarse cabezas de cadáveres de mujeres a su casa, a las que llamaba “noviecitas”.
A Erzsébeth Báthory, la famosa condesa de los Cárpatos que alrededor de 1580 hizo tratamientos de rejuvenecimiento utilizando la sangre de doncellas varias y ganó fama de mujer vampiro.
A Caperucita Roja (Este es un tema al que siempre Breccia le tuvo simpatía y alguna vez ya trabajó sobre la cuestión de la niña inocente que vuelve a la vida luego de estar encerrada en el vientre del lobo).
Al Dr. Fausto, el mítico personaje que inspiró a Goethe y que según Saintyves, resucitaba mujeres muertas para hacer orgías.
A Garayo, el destripador español que alrededor de 1850 comía las vísceras de sus víctimas.
A Ed Gein, el granjero norteamericano que mataba mujeres mayores para tener sexo con los cadáveres y confeccionar artesanías con sus pieles. Su caso motivo la película “Psicosis” y “The Texas Chainsaw Massacre”.
A los vampiros de Ibagué: asociación de colombianos que en 1980 se dedicaban a robar niños de alrededor de tres años para chuparles la sangre.
A Peter Küerten, el “Vampiro de Dusseldorf” que inspiró a Fritz Lang a dirigir “M el vampiro” con Peter Lorre.
A Gaetano Mamone, bandolero italiano que a fines del 1700 mataba para robar y comía y bebía la sangre de sus víctimas. Llegó a viejo rodeado de una cuantiosa fortuna.
A los vampiros asaltantes: crónica de un asalto en las calles de Bogotá en 1979, adonde los asaltantes procedieron a extraer la sangre del asaltado, con una jeringa.
Terminada la transación: Breccia le da los originales a Yoel y Yoel le da a Breccia un montón de libros que le gustan. Entonces Yoel, consigue un editor interesado en editar, con la salvedad de que Breccia otorgue a favor de Yoel una cesión de los derechos de publicación de los dibujos.
- ¡Qué hinchapelotas!
Dice el viejo.
- Y ya que estamos, ¿porqué en vez de un manuscrito pelotudo, no hace un dibujito?
Y el viejo construye la pieza fundamental de ese juego ilustrativo. Un autorretrato magnífico.
Antes de la publicación del libro, Breccia muere. Una operación quirúrgica le destapa la muerte, y un día antes de someterse a ella, habla con Yoel por teléfono:
- Escuchame… Cuando salga del hospital paso por tu casa a buscar los libros que te dejé separados. Vos movete, gastate dos películas para las ilustraciones, una para los grises. A ver si me das una sorpresa… ¡En cualquier momento me aparezco por el parque!

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