testimonio del paseo
El trámite era un viaje en colectivo. Un viaje que se repetía como cualquier monotonía en colectivo. Pero los puntos de partida y de llegada eran inciertos, por no decir variables. Cuestión que en medio del viaje hubo un hotel, y la pieza o "estadía" que ocupé en ese hotel, era un ámbito con mesas, sillas y gran vidriera a la calle cubierta con pintura amarillenta (desde la calle no se veía lo que pasaba en el interior).
Era de noche y garuaba.
Coloqué mis bártulos que eran varios y sin tiempo a relajarme, entraron ocupantes nuevos: un par de hombres y un par de mujeres con aspecto de estudiantes que se posesionaron de casi todas las mesas y sillas.
Me sentí incomódo, por consiguiente el colectivo estaría llegando... Me despedí del grupo y corrí hacia la parada...
El colectivo se estaba yendo, inalcanzable, y recordé que había dejado todas mis cosas en el hotel de pasajeros.
Volví, golpeé los vidrios y los ocupantes (los mismos), me abrieron. Me expliqué, busqué y no encontré nada. Los otros respiraban asombro e inocencia, además en toda la habitación no había nada, salvo ellos y las sillas y mesas.
"Es que una bolsa tenía mi testimonio de vida..." expresé buscando lo que no encontraba.
Seguramente los estudiantes no me robaron nada, y el hotel cuestionado tenía algún dispositivo de esos que cuando un pasajero deja la habitación, icinera los olvidos.
Me traumé y despabilé recién en la terminal del colectivo: una terraza colmada de pasillos y anfiteatros, cerca de las nubes.
Había parado de llover y estaba nublado.
La terraza estaba absolutamente vacía: paredes y caños de respiración. Solamente quedaban ramas secas de una enredadera muerta, adheridas a algo.
Desenrosqué una destas ramas y la extraña madera se desenvolvió como un resorte y se extendió a lo largo de uno de esos pasillos sin fin, enganchándose al borde de la pared.
"¡Que larga es la rama esta!" dijo alguien a mis espaldas.
Me di vuelta y vi a mi vecino, tenía una gorra en la cabeza.
Quedé alelado...
"¡Cómo te parecés a mi padre!"
"Soy tu padre". Contestó el vecino y se encogió de hombros.
0 comentarios:
Publicar un comentario