LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 11 de marzo de 2009

sulfúrico

Durante el viaje parque Rivadavia-casa, aprendí a fabricar ácido sulfúrico ("Libro de los secretos").
Una palangana con agua, un ladrillo en el medio, sobre el ladrillo una barra de azufre encendida. Todo cubierto por una campana de vidrio (quesera) con los bordes sumergidos en el agua. Una vez quel humo se combina con el hidrógeno del agua, volver a encender el azufre y así sucesivamente hasta lograr una acidificación rentable.

2 comentarios:

qué ajena me resulta esa experiencia, qué vida tan diferente de la mía

La diferencia de vidas es una variable importante en la ecuación de la incomunicación humana.
Diríamos entonces que las afinidades electivas son lo contrario...
El resultado histórico no lo demuestra, la afinidad masiva y demagógica es perniciosa (enajenada), la incomunicación es su carozo
La afinidad real no necesita explicaciones (orales ni escritas) y es alegre dar la vida por ella.