LA MANO QUE APRIETA

sábado, 7 de marzo de 2009

es efímero.

Recuerdo a uno de mis compañeros de trabajo en Di Tella Automotores, en la planta de Lanús. El hombre era técnico mecánico como yo, pero tenía una categoría más alta que la mía, me superaba en edad y se la pasaba haciendo horas extras, consiguiendo estadías de hasta 24 horas en la extensa fábrica de autos. En alguna ocasión se explicó ante los demás: "¿Sabés qué pasa? Me gusta vivir bien, no privarme de nada. Ahora, por ejemplo, quiero juntar la guita necesaría para instalar aire acondicionado en toda la casa".
A espaldas de él, los compañeros de labores que lo conocían mejor, decían: "Es un cornudo, mientras se la pasa encerrado acá, la mujer ¿sabés los polvos que se hecha?" "Sí, yo pasé por allí. Me encanta la mina. Está muy fuerte". "¿Cómo? ¿Pasás por allí? ¿Y...?". "Y le decís que sos compañero de laburo del marido y ahí mismo te agarra de la bragueta".
El hombre de las horas extras fumaba mucho y era histérico. Lo supongo reventado por exceso de trabajo.
¿Cuál sería el sentido de tanto afán y frenético desempeño tras ideales materiales? ¿la satisfacción sexual de su esposa?
Es efímero...

comentarios:

No se daba cuenta el chabón. 34 grados, más el plus de la mujer trepaba a 45 grados. Era imperioso el aire acondicionado en esa casa.