LA MANO QUE APRIETA

martes, 13 de enero de 2009

cerrajero

Este ventanuco es un hurto no premeditado aunque calculado por mecanismos no mecánicos. No lógicos.
La poética de las cajas de caudales y de las de seguridad, acusa responde a una determinada vibración de voz: mérito de sopranos tomando sopa con altanería.
Lejanía que aparta que se yo qué tetanías que letean infantiles deletres.
El mínimo signo ortográfico equivocado impide la apertura de las cajas
y como mientras tanto el tiempo pasa,
la violencia es un entrechocar de enemas, metáforas que no perdonan al que las dice ni al que las interpreta.

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