LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 17 de diciembre de 2008

el plomero poeta

Además ejercía la albañilería. Era de cobrar caro sus trabajos.
Su poesía apuntaba a la justicia social y criticaba a los gobiernos del primer mundo, sobretodo al de Italia de donde era oriundo.
Un día se encontraba en casa instalando una cocina nueva. Vino el gato de la planta baja y ronroneante le lamió las axilas. Coqueto, el plomero dijo que amaba más a los animales que a los humanos. Vino el tigre del patio al fondo de la planta baja y le lamió el culo. El plomero poeta se puso contento y el tigre se lo comió.
El tigre se comió todo, todo menos la cabeza del hombre que mientras trabajaba a domicilo, declamaba sus poesías.

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