LA MANO QUE APRIETA

viernes, 26 de septiembre de 2008

Caicedo

Andrés Caicedo tenía 18 años y yo 25. Con Marta estábamos recién arribados a Cali, y aunque dormíamos en el TEC, aún no habíamos empezado con las funciones. Ahí apareció Andrés: anteojos, granitos en la cara, textos (propios) del Necronomicón de Lovecraft, y una calentura por Marta que me transmitió confesando sus puñetas martianas entre otro maremagnun de puñetas. Comunes en la afinidad manolera y un afán desmedido por ver todo el cine filmado y no filmado que se proyectaba en cines baratos, nos hicimos amigos. "Toda literatura que no me hace parar la pija, no sirve para un carajo".
Fuimos mucho al cine. Fue lo que más hicimos juntos, el resto fue intercambiar nuestros escritos, y proyectos... Robar una librería inmensa que existía en Cali que no me acuerdo como se llamaba. El plan era entrar por los techos un sábado a la noche y llevarnos toda la literatura que necesitábamos.
La gente del TEC que era de izquierda, aceptaba a Andrés aunque él (como yo) fuera severamente apolítico.
El teatro que hacíamos con Marta ("mímica ritual") no le gustaba a Enrique Buenaventura (el conductor del TEC), porque le parecía -con cierta sorna- que hacíamos "happening". De todas formas nos presentaron en su sala y nos fue muy bien con "Ssshagrada". Por esos días apareció por allí, una pareja de argentinos que hacía un show de "canción protesta". La gente del TEC les pidió una muestra para aceptarlos o no, como hicieran con nosotros. Las canciones de los argentinos reiteraban la explotación de los "burgueses" hacia los "indios" y decían algo así como "burgués de mierda, te vamos a reventar". Inmediatamente, la gente del TEC se promulgó en oponerse a la presentación de estos argentinos. "¡¿Por qué?!". Respondió Buenaventura: "Porque lo que ustedes dicen es una idiotez. ¿Qué tienen en contra de los burgueses? Los burgueses hicieron la Revolución Francesa. La mayoría de mis amigos son burgueses. Si estoy en situación de guerra, no voy a odiar a mi enemigo por su condición social... De ninguna manera. El espectáculo de ustedes -¡ideológicamente!- no puede ser presentado en el TEC". Los argentinos saltaron irritadísimos y nos señalaron a Marta y a mí: "¡¿Por qué a nosotros no, y a ellos si?!". La respuesta de Buenaventura fue más inmediata aún: "¡Por qué no se los entiende! Qué se yo lo que quieren decir con sus gritos y espamentos. Tal vez si se los entendiera, nosotros nos opondríamos, pero como no se los entiende, les damos la sala".
Esa era la gente que apañaba a Andrés. En el TEC, Caicedo podía proponer, hacer y deshacer, que todos estaban dispuestos a apoyarlo en cualquiera de sus iniciativas. Pero Andrés era un disconforme.
Meses después, Marta y yo viajamos a Bogotá, hicimos teatro en La Mama y en La casa de la Cultura, y cuando estábamos haciendo un show en una discoteca donde ella y yo consumiamos todas las drogas y evidenciábamos un intercambio sexual -un tanto exagerado- con cualquiera, Caicedo cayó allí de visita y nos contempló con lástima.
Dejamos de vernos. Pasaron los años. En 1975, cuando volvimos a pasar por Bogotá, lo reencontramos nuevamente. Ya era un personaje de culto. Había viajado a Estados Unidos y publicado libros. En aquel entonces no fuimos tan afines como en el mágico Cali del primer encuentro. Lo recuerdo en una fiesta nocturna de Bogotá, rodeado por sus admiradores... extremadamente aburrido.
Después cuando me enteré de su muerte, no se si yo aún estaba en Bogotá, o ya había arrivado a Buenos Aires. Recuerdo que Marta me dijo: "¿Te acordás con la cara que nos miró cuando nos vió en la discoteca tan drogados? Como que se le deshizo algo ¿no?".
Ahora leo las notas periodísticas que lo rescatan literaria y filosóficamente. Es tal la fuerza del recuerdo, que no se que decir. Salvo inventar la concreción de alguno de aquellos proyectos marginales y excelsos que charláramos en Cali.

4 comentarios:

Muy bien, Yoel:Seguís teniendo un gran y bello futuro. Entre Caicedo y tu "mímica ritual", me quedo con lo segundo.
Me gustó mucho lo de "estrictamente apolítico", aunque yo admiro el liberalismo europeo y norteamericano.
Forza Galicia!

Impecable maestro. Recordaba este escrito y fui en su búsqueda. ¿Se podría publicar en inmaculada? Un abrazo Joe.

Si Hugo. MUy buen rescate en el tiempo deste septiembte del año pasado.
¿Vas a recoger el "su" de aquí? ¿O tengo que mandártelo por mail?
Abrazo
Joe

Gracias Yoel, va la publicación.