LA MANO QUE APRIETA

lunes, 5 de mayo de 2008

carterista

Cuando estoy por descubrir las palabras secretas, releo las anteriores... Entonces se produce un estatismo estático: un fuego artificial íntimo ilumina mi ignorancia. A veces cuando estoy camino al texto, un héroe fantástico me asalta en medio de una multitud y me roba el dinero que porto en ese momento. Entonces, tampoco sé que decir. Ante una situación semejante, atino a parecerme al super héroe y teatralizo yo, el arte supremo del carterismo, sobreentendiendo el secreto como una intensidad de cosas mínimas. Ahí, el fuego artificial se convierte en un arco iris enceguecedor. Obtengo una luz que alumbra lo que no escribo, y lo no escrito, aparte de aburrido, tiene un volumen avasallador.

2 comentarios:

Oh...los "robadores" de la palabra, carteristas de la inspiracion...aquellos que vienen caminando en voz baja, para llevarse los divinos momentos de la creacion, apenas, como punguistas de la lengua...
Cuando vienen, hay q pegarle dos tiros en la cabeza...y volver a escribir. (digo...)

Ta buena la semántica. Yo quise significar que al ser robado me conviertía en ladrón de simple dinero,y que el mecanismo era lumínico. Sin decirlo quise decir que un linchamiento podía ser la puerta arco iris, a la razón de ser.
Pero lo que dice Bendita, es cierto. La simbología gramática lo permite.
En todo caso, en mi caso, el ejercicio de la palabra no es una actividad rentada punible de muerte.
Irremediablemente, diga lo que diga y por que lo estoy diciendo, el candidato a la pena capital soy yo.