LA MANO QUE APRIETA

viernes, 1 de febrero de 2008

El caso del dr. Gregorio y el sr. Bob Esponja

Hace unos días te hablaba del dr. Gregorio. Aquel que en una institución siquiátrica, convirtieron en el señor Bob Esponja, curándolo de una sicosis galopante.

Por un tiempo Bob Esponja se reincoporó al medio social, lavando la vajilla de los demás, que se lo permitían hacer como parte de una labor-terapia pendiente del tratamiento hospitalario.

El Tiempo pasó y nuevamente el síndrome de Ibsen hizo presa de él, se le borró la sonrisa y apareció la mueca cauterizante: "Soy como Ibsen. Igual que él me vuelco al ejercicio literario y como él, vivo ganando premios de las loterías deste mundo".

Emprendedores sudafricanos, por Internet lo hicieron acreedor a un premio de 300.000 dólares. Para concretar la operación, primero mi amigo debía depositar en "un banco de primera línea", 300 libras esterlinas.

Abandoné al ilusionado ganador de 300.000 dólares en su fiebre irrebatible y me fuí unos días a Entre Ríos a pasear en surubí.

Las libras las iba a poner su madre, luego "un gran amigo" y finalmente se iba a ocupar de la operación su siquiatra. Durante el interín y en diálogo conmigo, Gregorio aceptó la posiblidad de la estafa, pero de todas formas: "Pienso que vale la pena correr el riesgo. Además si pierdo ese dinero, estaré ayudando a los negros sudafricanos". Yo le aseguré: "Mirá, si los sudafricanos son negros por alguna de esas carambolas de la vida, te garantizo que tienen el alma terriblemente blanca. Los que te están cagando son descendientes de colonizadores sajones que utilizan Internet para encontrar a alguien capaz de matar a su madre con tal de mandarles las 300 libras que a ellos siempre les van a venir bien, pues seguramente el mundo debe estar lleno de pelotudos como vos... Vos vas a terminar en la U2, la unidad policial del Borda".

Cuando regresé de pasear en surubí, la madre había pagado las 300 libras y ahora los sudafricanos le exigían el pago de 1.000 dólares en concepto de impuesto antiterrorismo, y los 300.000 dólares "ya estaban a disposición en un banco inglés de primera línea".

Las siniestras conversiones de mi amigo de 48 años, del apacible Bob Esponja al satánico dr. Gregorio, ahora tenían un novedoso aditivo. El dr. Gregorio no solo derramaba un vómito blanco y gomoso, sino que su cara reproducía las facciones del turístico surubí que venía de conocer en Entre Ríos, incluso me pareció que respiraba por el cogote. Tal vez alguien le había practicado una traqueotomía, no sé, la cuestión era que mi amigo espantaba. Pensé en algo drástico para curar su mal... ¡La estaca en el corazón!

Como si todo estuviera en orden, empecé a afilar el palo de una escoba y estaba en la plenitud de ese menester, cuando el mitad hombre, mitad surubí, repentinamente salió corriendo huyendo de mí. Viéndolo perderse por la avenida Independencia, lo primero que se me ocurrió fue arponearlo con la escoba, pero al verme rodeado de público imprevisto, aproveché la situación para barrer la vereda.

A la semana siguiente el monstruo reapareció y en apariencia predominaba el señor Bob Esponja sobre el dr. Gregorio, aunque mantenía rasgos de cara de pescado. Me dijo que había decidido no solo oponerse al pago del impuesto antiterrorista, sino que había decidido abandonar la relación que tenía con un joven travesti alemán-guaraní que había conocido por Constitución. Firme y solemne en esta posición, me dijo que estaba buscando dinero para llevar a una novia nueva a un hotel, entonces le junté unos libros de descarte para que fuera a venderlos por la ciudad.

comentarios:

Desde que empecé a navegar en mi nave Firefox he ganado exactamente 3.567.800 euros. Lo cual me ha de servir para que en mi jubilación no me falta el aceite de oliva extra virgen. He salvado mujeres golpeadas, negros napolitanos, marinos rudos, panameñas en jauría, etc. Hoy por la noche me voy a comer mejillones y más tarde voy al casino.