LA MANO QUE APRIETA

sábado, 15 de diciembre de 2007

Paseito Faraón

La brujería, esa relación humana espiritual-comercial, está al pie de cualquier situación, sea esta seria, ridícula o trágica.
El brujo o la bruja actua sobre la víctima predispuesta, desde el pedestal jerárquico de la pelotudez inconsciente y una vez que los brujismos han prendido en el paciente y este se convierte en un sorete que se escapa por las pendientes cloacales, el brujo o bruja se asombrará y lamentará ante los testigos, la concreción de ese destino.
El embrujado comprende su situación cuando nadie acepta el dinero que sale de sus bolsillos y sus vecinos se ocultan ante su paseo.

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