LA MANO QUE APRIETA

martes, 6 de noviembre de 2007

tigre

A las 8.30 hs., en el patio de la planta baja al fondo, encontré un tigre de Bengala tamaño natural. Es un tipo de tigre de mirar dulce, uno de esos curiosos felinos que gusta ser sodomizado por otros mamíferos. Por mi parte tenía la idea fija de aislar la humedad que a través de una pared de ladrillos crudos, incidía sobre un armario importante. El tigre me vino al dedillo, le hice la cucha sobre el techo del armario y ahora es el guardían de los helechos y orquídeas rabiosas que se enraizaron a la humedad de la pared de ladrillos.

comentarios:

Obviamente que éste tigre no es tu tigre. Recuerdo la casa mágica de Flores atiborrada de las cosas más maravillosas del Mundo y a Robin trepando por las paredes, mientras Stalin asombrado de sus piruetas hacía un gesto de absoluto orgullo.

el tigre de la memoria

¡ah que ganas de vaciar mi cabeza!
tantos rostros, calles, inviernos.
un horizonte de promesas incumplidas,
la fatiga del tiempo girando girando,
viejas cartas que nada dicen,
amores tapiados por la insolencia del olvido.
el barco a punto de partir
y nos aferramos a nuestros muertos,
el tigre de la memoria incansable trabaja,
de sol a luna de luna a mar.

el verdugo hastío se mece en mis cabellos,
estoy solo, me he abandonado,
un juramento, un clamor, una traición,
son enigmas que el viento descifra,
continúo esta marcha inexorable
con la muerte en mis bolsillos.