LA MANO QUE APRIETA

martes, 13 de noviembre de 2007

la vida no es sueño

Pete Patagallo en juventud, ante los aprietes de la vida, encontró en la compra y venta de cualquier cosa, el diferendo existencial que le permitió realizarse, pasar de la crisálida al cucarachón.
Llegó a lo que entre conejos se llamó: "buen nivel de vida", sin haber heredado fortuna ni conocimientos económicos. Entonces la mercancía empezó a fallar y Pete ya había superado la quinta década de vida.
El gumersindo prostituyó a sus novias y esposas, aceptó donaciones aparentando ser alguna institución filantrópica. Repuntó mucho traficando con órganos de seres humanos que recibió "de buena fe". Pasó por los domicilios a recojer las vituallas útiles.
Por mero arte mágico todo el dinero que juntó se esfumó. Cuando fue a las cajas de seguridad que había dispuesto en varios bancos deste mundo, las encontró vacías; y siempre que indagó a los encargados bancarios, éstos con gesto amable, se encogieron de hombros.
Fue entonces que don Pete publicó el furibundo alegato social titulado "La vida no es sueño", adonde retruca los postulados de Calderón.

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