cruzar los andes de una vez por todas
Cuando Marta cruzó la cordillera en tren entre Mendoza y Santiago, se la tragó como que fuera vino, a ventanilla abierta y alaridos. Nieves, rocas, cielos. Todo antes del ácido lisérgico y después de muchas cosas.
Era un inicio y no saberlo, estallaba.
Al llegar a Santiago: fiebre, anginas, alucinaciones duraderas...
Era un inicio y no saberlo, estallaba.
Al llegar a Santiago: fiebre, anginas, alucinaciones duraderas...
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