LA MANO QUE APRIETA

viernes, 28 de septiembre de 2012

el porqué de las copas rotas

La palabra quedó entre los cristales rotos, la copa antigua vuelta añicos por embrollo de la bolsa barrionueva. Así los sótanos del Vaticano esconden un elefante gigante que rompe nueces, aplasta huevos y no muere. Será que la palabra quiere ser exhibida bajo el aspecto de espejos rotos, pulverizados, rallados. Hay luz de luna en algún charco cuando se dice: "Dame la guita o te mato". "Sos lo más lindo de mi vida". "Respondeme la breve encuesta". "La tía Lucrecia tenía cáncer de páncreas". Entonces los espejos se van al carajo.

Fotografía: Higgins´ Royal Studios, Belfast.

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