exuberancia de la vida breve

El zoólogo le daba prioridad a la difusión (transmisión de una idea) antes que a los derechos de autor. Pensaba quel copyright era necesario solo cuando se ejercía la idiotez científicamente, cuando se apuntaba a una resolución meramente económica. Con todo el respeto que le merecía la mediocridad humana, pues reconocía el valor de los cerebros de primera línea que se ocupaban de mantenerla en la gloria. Tampoco desechaba el beneficio material que podía provocar una elucubración propia, pero confiaba más en el inconciente colectivo, en el desparramo ambiental antes que en el genio creador individual. Su relación con profesores universitarios europeos con quienes conllevaba una investigación sobre drogas síquicas (en los ochentas), lo predisponía y esa predisposición era religiosa. El dualismo gnóstico le servía como llave de un cerrojo. Nunca dejaba entender de que lado estaba él, si era que lo sabía...
La dualidad simétrica enfrenta dos posibilidades, innumerables o numerables. Importa lo directo. Ante la opción de ganar o no ganar, perder supera esa miserabilidad. Como hay más, muchísimo más, se acepta lo que hay o no se lo acepta.

Compendio de medicina operatoria. Paris. 1848.