la puerta del destino
El chillido de las puertas que chillan es humilde y maníaco. Los técnicos hablan de poner aceite en las bisagras, de cambiar el mamotreto por otro. Sin embargo el chillido permanece.
Aquí hay una puerta que siempre chilló y su chillido se modula según los vientos o la idiosincrasia de los que la usan. Por ejemplo, cuando la señora que limpia abre o cierra esa puerta, el sonido es larguísimo y aterrador, pues la mujer abre y cierra muy lentamente, parece que no va a acabar nunca, y la insoportabilidad del demoníaco chillido termina cuando la señora aparece y dice: "Falta jabón para el lavarropas" o "Necesito una escoba para barrer la escalera".
La puerta chillona separa la vivienda de la escalera que lleva al lavadero y a la terraza (zona de poco tránsito).
Album de fotos. 1979. La puerta de la terraza.
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