LA MANO QUE APRIETA

lunes, 19 de septiembre de 2011

la suerte

Es un chiste la perinola que gira durante la batalla y que acaba en cualquier traspié durante avances o retiradas, pues después de la noche viene el día sin saber muy bien porqué hay dos soles en una galaxia lejana y en la ciudad: pañuelos de Gardel autentificados por la viuda de Le Pera a 500 dólares la unidad.
Los soles están en el cielo y los pañuelos en el parque Rivadavia.
Viene el verano y habrá que dormir en la terraza más alta de la ciudad.

2 comentarios:

¿Qué fue primero? ¿El huevo o la gallina? No importa. Yo también nací en una terraza alta cerca del puerto de Buenos Aires y junto a mis padres dormí con las estrellas por techo, allá a principios de los cincuentas. Sé lo que es sentir a la vía láctea como casa.
Un abrazo:
El plomero Gervasio.

Reconozcamos que en aquella época no había los problemas de tránsito sideral que hoy nos atosigan. Los satélites artificiales se la pasan chocando y cayendo a la tierra (pesan varias toneladas y son del tamaño de un colectivo).
Antes, aunque en la tierra hubiera guerras, el cielo estaba más limpio.
Gervasio.