ramiro no tiene nombre
Ramiro se ratiriza en local de amplia cuadra. Cuadrado, rectangular, encajonado desprecio ante situaciones mal desopiladas, bellísimas de peluquería y estilo, soturras e inquietas, nostalgias venancias, médanos de pelos y pelucas entrepiernas.
Gratuidad y gratificación, obviedad de un dios corneta ante la relativa ambigua antigüedad de los sacacorchos cerebrales sacerdotales que amenizan el convivio de-el peluquero con las ratas de cementerio y los humanoides que ponen sus cabezas en juego. En ese entorno cierto: de un lado la mercería y del otro, la carnicería.
Ramiro no tiene nombre y le gusta lo que hace.
Foto Lola. 2007.-
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