El otro día me encontré con el Vendedor de la Solidaria, y le pregunté: "¿Sabés algo de Zhirinovsky?"... "Hace cosa de un año lo encontré a Vladimir por San Telmo, con un amigo mejicano, tomando vodka, fumando..." "¿Todo tranquilo?" "Todo tranquilo... El hombre ahora andará por los sesenta y pico..."
viernes, 31 de diciembre de 2010
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¿Qués de la vida de Zhirinovsky? |
domingo, 26 de diciembre de 2010
martes, 21 de diciembre de 2010
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¡Felicitaciones! ¡Has vendido tu alma! |
El comprador pagó lo acordado y la vendedora se esfumó, no entregó su alma.
Considerándose ciudadana deste mundo, la vendedora pidió y recibió 40 pesos por su alma (hoy por hoy: diez dólares).
Mercado Libre cobró el porcentaje correspondiente (10 % de la transación).
Pese a la oblación sin consecuencias, el comprador calificó "neutro" a la vendedora.
La vendedora no volvió a vender su alma.
domingo, 19 de diciembre de 2010
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tropel de arquitectos que sueñan |
No el equilibrio
Si la dura irrealidad
Dichos, vinos y humos nel tiempo
No se a quien se le ocurrió "Dí tu palabra y rómpete" (tal vez sí lo sé) y desde entonces los cordones ecológicos no dan abasto acumulando humores melancólicos
Carisma del decir
Irrealidad
Equilibrio.
sábado, 18 de diciembre de 2010
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Acerca del moldeo en escultura |
Casi nunca moldeo para construir esculturas, pero dispongo de un par de moldes útiles. Uno es el de una calavera humana, que una vez copiada me permite armar faciones varias sobre ella. Una de estas calaveras la tenía en la librería de la calle Bolívar. El resultado era de papel y la había pintado e incorporado flores secas. La había dispuesto sobre un adorno de yeso pintado y la combinación mostraba un collage interesante. Un día, descubro al adorno sin la calavera... Mi socio me explicó que se la había prestado a su hijo porque el muchacho tenía que dibujar un cráneo para la escuela.
Pasó el tiempo. Disolvimos la sociedad. Planteando la recuperación de mis esculturas que se encontraban en el local, le recordé la calavera de papel pintado... Silencio. "La calavera se perdió". Sobrevinieron explicaciones huidizas. En fin, no había arreglo. "¿Cómo puede ser?". "Y bueno... ¿No podés hacer otra calavera, copiar otra del molde?". "No -le contesté- Era una pieza única, irrepetible. Lo que pinté sobre ella jamás volveré a hacerlo. Te mandaste una cagada. Si en vez de la calavera fuera tu hijo el que se perdió... Cómo te caería que te dijera : ¿Por qué no te cojés a tu madre y haces otro?"
Frontispizio. A. Santi-Mistretta. (Principios del siglo XX)
viernes, 17 de diciembre de 2010
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la novela de Hugo |
Tal vez, la "novela" sea el conjunto de todas esas manías que no llegan a fondo porque se superponen y Borges prefería mandarlas por separado. Sin embargo el Ulises de Joyce es un hecho. El "Quijote" y las "Quijadas de Andrócles", también.
Este ejercicio de "post", donde se sueña un post office colmado de dinosaurios jugosos que resulta ser un anotador de correcciones interiores, una lata de un kilo de enduído para paredes, útil para mil corporizaciones más porque las municipalidades suelen ser gigantescas; es distorsión narrativa, esencia de expresión literaria.
La cosa viene del verbo y de los verbos. Cuestión que puede ser cedosa o sedosa o marranicosa, como durante el apogeo de las cienciaficciones antiguas.
Sucede que Hugo quiere escribir una novela en Puerto Natales. Una novela del Oceáno Pacífico, memorizando oceános melancólicos.
Collage. Scully-Jones. 1978.-
sábado, 11 de diciembre de 2010
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extravagancias de la venta ambulante |
El doctor G. sigue con malos amores. La pensión que está cobrando se esfuma en el acto. Siempre hay una mujer que espera el pago para llevárselo volando y el doctor queda solo con su pase para viajar grátis y su auto lástima: "Ayer conocí una chica hermosa de treinta y cinco años y hoy me torció el rostro. No me dió más bola". "Es que vos con las mujeres, tenés un comportamiento baboso ¿No?" "Si. ¡Soy así!"
Me vino a ver para pedirme libros con el fin de venderlos en el parque Lezama. "¿Y... Qué tal? ¿Vendés?" "Más o menos. Hasta ahora no me queda mucho porque Marucha viene a acompañarme y cada vez le tengo que dar un mínimo de 50 pesos y si vendo algo más, también se lo lleva". "¿Marucha es la mina, esa vendedora ambulante que me describiste como una mezcla de caballo y gorila con los labios pintados?" "Si". "Hay una magia en medio del velorio ¿verdad?". "Si".
Le regalé una bolsa con libros y cuando empezó a hacer genuflexiones y a agradecer desmesuradamente, lo reté: "No hagas eso. No agradezcas. Puteá".
Mansamente, el doctor tomó su ruta incierta.
Topografía del Paraíso. Antonio María Nardi. Dibujo. 1953.
viernes, 10 de diciembre de 2010
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la gula y el enema |
El otro día comentábamos con Paolo que un bajón que da la vejez, es la tristeza vergal, el porongo de capa caída. Sobrevino una melancólica rememoración de pijas duras durante la adolescencia, juventud y madurez, pijas que permitían enfrentar la vida con brío y seguridad. Cada uno a su manera. Paolo surcando una vida técnica profesional y yo, la carambola artística que incluyó el mangazo organizado.
Es fácil desviarse del discurso original, aunque aquí no trato de ir a eso. Las consecuencias, lógicas o no lógicas, azotan cualquier relato, cuento, etc. donde discursear es un atrevimiento de palabras al dope. Quiero decir quel discurso cuando empieza va dando pautas para ramificarse y evadirse del carozo textual. Es algo que aleja a los lectores de la lectura y que por ende puede hilar al lector con lo escrito.
Paolo y yo hablábamos de una realidad deprimente, aceptándola. Celebrábamos la situación comiendo frutas y bebiendo agua mineral. Le dije:
"Tratemos de encaminarnos a la santidad, a lo etéreo que se esfuma. La experiencia artístíca siempre es una introducción, un arrimar una puntita o puntazo a un centro importante. Al acertar comprobamos el error (arte) dese acierto. Ahí hay dos caminos: la gula indiscriminada o el enema y el ayuno. La gula liquida la historieta, espontaneamente. El enema (de agua fresca) lleva a un apaciguamiento físico y mental que configura para la recta final, una santidad que suele ser apreciada por damas y damitas con sentimientos gerontofílicos".
Paolo estuvo de acuerdo con esta propuesta y un par de horas más tarde, él se despachó un plato de tallarines al pesto y yo un litro de cerveza negra con jamón crudo.
Topografía del Purgatorio. Antonio María Nardi. Dibujo. 1953.
lunes, 6 de diciembre de 2010
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el mundo propio |
Entre el sueño y el terreno, hay una vigilancia. Conexión de anormalidades que nunca se definen como propias o ajenas pero que mantienen una sorpresividad cotidiana.
Cuando despierto no se quién soy y entiendo que nadie lo sabe. Se parece al susto que se sufre ante la conciencia de ser fusilado sin que la fusilación se haya llevado a cabo. Kafka lo cuenta en "la metamorfosis". Sorprende verse convertido en cucaracha, avergüenza. Sin embargo uno siempre fue esa cucaracha vieja que amanece. Samsa teme la confrontación social y sin embargo los blatodeos de tamaño humano ocupan los asientos del transporte público con la naturalidad más pasmosa, centrados en sí mismos, tanto en la ciudad como en el campo, engullendo galletitas sin sal, soplando gases internos, siempre embutidos en vestimentas varias. Al respecto, Sergio Mulet era un reconocedor de blatodeos y solía saludar: "¿Qué hacés? ¡Cucarachón!"
De todas formas la asunción terrenal cambia los colores de la percepción y el entorno, y uno mismo parece ser quien era y estar donde estaba. Por eso los espejos, que a veces son los ojos de otra persona, llevan a otro mundo.
Topografía del Infierno. Antonio María Nardi. 1953.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
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Amo Bob Esponja ¿Entendés Jhonny? |
Maruja Móntez díjome que yo me copaba mucho con la muerte, "como siempre". Pero, carambolas, siquiera la Nada Premiun con tratamiento hepático incluído, las metáforas tienen mucho deso con gestos, circulares, literarios, maníacos. Lo vea quien lo vea, son maniobras artifícias que se hacen mientras se respira por las narices o por el culo. Es la retórica joven que nos aleja del gusano primero. Asombros de aquel García número Uno, que en el transcurrir los siglos sería un tío mío, ni más ni menos aquel tío García, al que mi padre joven, puso de rodillas rogándole que no lo matara, por no se qué historia burocrática de García con la hermana de mi progenitor.
Es que... Maruja... la muerte llevose todo y la memoria se convirtió en una agencia de informaciones que tergiversa las situaciones cardiovasculares y canapés cerebrales.
De todas formas, la fantasía tiene ectoplasma y es materia que vuela, lo cual no es novedoso.