jueves, 30 de septiembre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
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Hidrofobia. |
Durante el período que estuve solo en el Distrito Federal (1974) -Marta y Evan aún no habían llegado de San Francisco y Mérida había regresado a Palo Alto-, sufrí un ataque de hidrofobia.
Yo estaba alojado en una casa humilde del barrio de Nativitas. Las dueñas de casa, una pareja de lesbianas maduras, pensaron que estaban ante un caso de licantropía y me encadenaron en la terraza del edificio, manteniéndome allí, a la intemperie, pataleando y aullando, hasta que me calmé.
Era invierno y las tormentas eléctricas sucedían normalmente . Las señoras mejicanas tuvieron a bien someterme a una dieta de huevos de gallina crudos y unos diez litros de cerveza diarios.
Cuando volví a a ser el mismo de antes, había pasado más de un mes.
A poco llegaron Marta y Evan, y retornamos a hacer teatro. Esta vez, rumbo al sur.
Foto usurpada. 1978.
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digestión acelerada |
Estar y ser abajo, o ser y estar arriba, arranca de una desvirtuación de la lucidez humana. Una enfermedad de la inteligencia.
Nunca me convenció la escalada social. El anonimato era extremadamente festivo. Claro que no había tanta difusión de datos y actualidades.
Tampoco me convenció la zambullida en la resaca social, aunque fuera mas potable.
Mi forma de acercarme a la realidad fue mediante el error, por eso la expresión artística.
Los sucesos se desenvuelven rápidamente, se agigantan antes de ser comprendidos. Noe Jitrik el otro día mientras Trejo celebraba su desposorio, valoraba la diferencia entre "comprender" y "entender".
Pareciera no haber tiempo para establecer normas y mucho menos, respetarlas. Desacatarlas es una terapéutica innata en todo bicho que camina.
Collage. 1978.
lunes, 27 de septiembre de 2010
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el mago Merlín |
Antonio me dirigía hacia el mago Merlín, hacia Cunqueiro. Castelao mediante.
Los hice mis amigos (de Merlín ya lo era) y me comuniqué con ellos como tales y como símbolos protectores. Junto a ellos ahora está el mismo Antonio que seguramente se encontró con el gallego Rodriguez, el viejo bibliotecario del Centro Gallego. Cuando murió Rodriguez, Antonio me dijo: "Mirá, si hubiera "cielo", el gallego Rodriguez iba allí como balazo".
El diálogo que pude tener con ellos, siempre quedó bajo mi absoluta responsabilidad. Siempre los necesité y busqué su consejo, y el consejo de los muertos nunca fue para los vivos y sus circunstancias. Por eso Antonio era mi referente, mi faro en medio de la oscuridad. Hablaba con él, y su sinceridad y conocimiento, allanaban las obstrucciones.
Ahora Antonio está con Merlín. Y el panorama de los que quedan alrededor de mi tiempo, es más para el rechazo que para la consulta y concertación.
Será que siempre estuve solo y Antonio se daba cuenta...
Empiezo con la vida de Antonio.
Palabra milagrosa y extranjera, "vida".
Merlín, que es un anarquista peligroso, me aconseja agarrar al toro por los cuernos y no por el culo como yo tiendo a hacer. Me indica ir más hacia la metáfora, que al documento. Entiende lo que quiero hacer y le da risa.
Merlín fotografiado en una de sus encarnaciones terrestres en los alrededores del Centro Gallego de Bs. As. durante los cincuentas.
domingo, 26 de septiembre de 2010
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interruptus |
El tobogán no está terminado.
Sin embargo hay que tirarse por él, no porque haya prisa ni veleidades energúmenas.
Su armado debió haberse completado hasta el último nudo hace rato, pero la desidia fue vergonzoza, berenjena verde esperanza.
Mullido berenjenal que recibe al que viaja ondulante en este aparato pronosticado, prometido, que no llega a ser real.
Místico tobogán que va de Plaza de Mayo hasta Liniers y que por ahora sirve nomás para embutir carne humana vestida. Pues no hay destino y el destino tampoco llega.
Cuando el viajero llega al portal de lanzamiento, una voz cibernética le dice: "El viaje es sin paradas y el arribo incierto. Pruebe más tarde o inicie ahora su desplazamiento".
La población va en aumento y el portal implica libre tránsito, aunque haya que pagar cospel.
Collage 1980.
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Choripzus de Macció. |
En ese librito de dibujos para leer, que Macció publicó en 1970. Yo tenía el recuerdo de que Rómulo fue el inventor de la combinación Gardel-Drácula al dibujar el choripzu "Carlitos Lugosi". Ayer cayó un ejemplar deste libro en mis manos y lo leí de la primera a la última página y me empalagué de inventos y descubrimientos. El inconciente de Macció es una fiesta. Hasta me vi representado en el choripzu: "Si yo fuera usted".
Cuando en el 68, yo le dije a Rómulo que era Yoel, él me dió cinco dibujos para viajar y dijo: "Yo tú él".
viernes, 24 de septiembre de 2010
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El viernes viene Nicasio. |
Hay que tener cuidado con la difusión de la palabra. Siempre se lo tuvo, pero nunca fue suficiente.
Una cosa es que se publicite un dicho y otra que ese dicho, se escuche a escondidas: utilización de tecnologías subversivas para escuchar lo que dice el vecino en su intimidad. En los hoteles de pasajeros es una epidemia, pues la escucha oculta hotelera rinde mejores beneficios económicos que la escucha bancaria con sus "salideras". En hotelería, así sea en los hoteles lujosos como en los pensionados familiares, todo es más tribal y a lo sumo, los entuertos se acomodan con una buena patada en el culo, y listo.
De todas formas, la esencia del peligro de la difusión de la palabra, no es éste, aunque siempre se trate de un peligro meramente humano, aparentemente.
Hasta ahora, el inconciente humano fue el que logró trascendencias, siempre vulgares, pero con incitación a la continuidad, a la vanagloria perenne, al "penne al dente" de los primeros oligarcas que a través de los tiempos, se han vuelto plaga.
Sea como sea, los que escuchan o tienen oídos sordos, se interesan solamente por sus obsesiones y no les importa escuchar otra cosa.
El punto a considerar es la variabilidad de las interpretaciones, poética incluida, donde las consecuencias, formalmente ilimitadas, se desprenden de sus raíces y tratan de ser lo que nunca fueron ni serán. Luego vendrán los alegatos: "No escuché bien". "No entendí". "El viernes viene Nicasio", etc.
Collage 2006.
jueves, 23 de septiembre de 2010
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Tránsfuga. |
Mejor que rememorar es prometer irracionalidades.
Allá lejos, había un inspector de calidad textil que usaba un cuentahilos, especie de monóculo cuadrado para aceptar o rechazar los tapizados del automóvil Di Tella. El hombre cantaba degeneradeces humanas con voz clamorosa. Cantaba para amenizar los tiempos de estadía en la fábrica de Monte Chingolo.
Aquella fábrica cerró a mediados del siglo pasado (decáda más década menos), pero el inspector textil que imitaba a Atahualpa Yupanqui y yo, seguimos trabajando allí, marcando tarjeta al entrar y al salir.
A mi, acaban de transferirme a la sección de Metrología, departamento climatizado a 20 grados centígrados, para realizar mediciones de precisión.
Después de mucho soñar, he decidido escapar.
Collage 1980.
martes, 21 de septiembre de 2010
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la información periódica |
Llevar un diario personal es un acto similar al de la publicación cíclica, de por ejemplo el New York Times.
Sucede con el mensaje encerrado en una botella a merced de las olas del mar. Cuando alguien abre esa botella que tal vez soportó siglos y climatologías, encuentra una disertación filosófíca, un saludo, una maldición, un tesoro, un duende que devora al que lo libera... Encuentra lo que estuvo guardado.
Lo mismo sucede con el ejemplar de New York Times que la permisividad global digitaliza ante el afortunado o desafortunado, lector.
Cuando Rachilde cuenta las aventuras del farero que ama los cadáveres que los naufragios acercan a las orillas del faro a su cargo, este romántico solitario, todos los días destina (arroja) a la inmensidad profunda, una botellita sellada, conteniendo sus sentimientos íntimos, y en el faro propiamente dicho, mantiene una bitácora con informes técnicos.
Rachilde en un grabado de 1917.
lunes, 20 de septiembre de 2010
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Primer albumcito de recuerdos de viaje |
1978. Podría ser luego de un par de errores o de muertes. Entonces, de nuevo en Bs. As. con la nada por delante: encuadernar recuerdos y actualidades. Paciente pegoteo de imágenes que se fue convirtiendo en otra cosa.
Quisiera hacer lo mismo ahora, tres décadas después (tengo toneladas de combustible acumulado). Pero no lo hago.
domingo, 19 de septiembre de 2010
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Kat, mi amigo de las islas. |
Nel día de ayer, Alvaro Ponce -un amigo del primer Bogotá,1969-1970,- tuvo a bien hacerme llegar un libro que reproduce cuadros de mi amigo Enrique Calle, fallecido en la distancia.
Después de Calle, en Colombia están recuperando su inmensa obra: miles y miles de cuadros con temas casi invariables: el cerro Monserrat de Bogotá y el mar de San Andrés, con variantes como ser: alguna naturaleza muerta, o flores...
Alvaro me mandó junto al libro, una nota periodística y un catálogo de una muestra de Calle, con textos de Jotamario. Aparte de que los escritos de Jota toquen y comprendan a Calle de adentro, algo de la ficción a la que mi amigo me había acostumbrado, se me hizo realidad. En el decir de Calle cuando me contaba su vida, la fantasía era un viento que acomodaba sus textos. Me habló mucho de Marlene hasta hacerme pensar que Marlene era un conjunto de mujeres varias. Jota en el catálogo, rememora sus amores con Marlene en Cali, que Calle contaba.
En los largos textos que Calle me destinó, Marlene era recurrente y por eso pensé que citaba un fantasma, él mismo dijo "es una mujercita que es un fantasma". No era un fantasma, Marlene fue real, amó a Calle, amó a Jota, y "la historia fue".
Enrique Calle, alias Kat. Amigo afín. Después que te dejé en aquella isla de coral, seguí escuchando tus textos que continué anotando. Fiel a tu enseñanza: "Conozco libros que no han sido publicados. No hace falta publicarlos".
El mar de San Andrés. Pintura de Enrique Calle, alias Kat.
viernes, 17 de septiembre de 2010
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El señor Larre. |
En el edificio de la calle Chile 871, que mi padre (el portero) manejaba como si se tratara de un barco. Quizás un auto. Algo de confusión había, pues no era de extrañar que toda la familia nos apareciéramos con el gigantesco monolito de siete pisos, visitando parientes en provincia, o de vacaciones en Mar de Ajó.
En aquel fabuloso edificio en cuya terraza nací, vivía en el cuarto piso el matrimonio Larre. El señor y la señora Larre. No tenían hijos, y a mi hermano y a mí nos adoptaron como tales. Mis padres reales vivían en la terraza y los postizos en el cuarto piso. Allí mi hermano y yo teníamos nuestros muebles con pertenencias propias y continuamente recibíamos regalos: ropas y juguetes. El señor Larre era el que siempre me colmaba de regalos y cuando yo los rompía delante de él, él festejaba el hecho como si yo hubiera concretado una maravilla. Entonces traía más juguetes.
El señor Larre era el contador de una firma ganadera, y la señora Larre militaba en la "Acción católica" (donaba dinero a la iglesia y tejía ropa para los pobres).
Un día el señor Larre se murió y cuando le pregunté a la señora Larre por él, la mujer señaló el cielorraso y dijo: "Se fue al cielo". Yo me quedé pensando, porqué entendí que mi segundo padre se había ido encima del cielorraso, al piso superior, al quinto piso, y yo lo venía a visitar a él. "¿Y cuándo vuelve?". No recuerdo que me contestó la señora, pero jamás volví a ver al señor Larre, y con su esposa nunca me llevé bien...
Por aquel entonces yo tendría siete u ocho años y me costaba entender qué le había pasado al señor Larre que misteriosamente instalado en el quinto piso, no quería regresar al cuarto piso.
Postal desde Piriápolis del señor Larre, para "Manolito y Oscarcito". 1948.
jueves, 16 de septiembre de 2010
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Mozo portugués del doble miembro |
El bueno del doctor Garnier, allá por 1883, en su tratado sobre la "impotencia", cuenta el caso del "mozo portugués del doble miembro". A quien debe haber tratado en el hospital que dirigía en París. Garnier cuenta que el joven, nativo de Portugal, se rebuscaba la vida en París ofreciendo shows sexuales en los cafetines parisienses. Como tenía dos penes, copulaba con dos mujeres a la vez, siendo sus descargas seminales, una independiente de la otra. El grabado ilustraba el aspecto del portugués.
Lo que Garnier no menciona, es la tercera pierna que muestra el dibujo. Pierna que por su disposición anatómica habría de servirle al muchacho como trípode íntimo.
Tal vez Garnier, en los libros que publicó a fines del siglo XIX (su tratado sobre el "onanismo humano, a solas o en compañía", fundamentalmente) haya concretado sin quererlo, la propuesta del fisiólogo Claude Bernard de que "la medicina y la poesía tengan el mismo lenguaje".
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Habría que preguntarle a Almejo, el manosanta. |
llavallosi manosepra uroato
condicionado a la aceptación o rechazo del informe.
Como aparentemente, nadie lo entiende,
el comunicado evoluciona,
latina bardo transmisión de mensajes, mandos, manoplasshuculamentasslickingangbangplusmumyorganizatristrstriplespucks, etc.
Sébastien Girad: fotografía de uno de mis collages ambientales. 2009.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
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La soberbia de los poderosos. |
Guatemala 1975. La foto es de uno de los ensayos de "La soberbia de los poderosos", donde Marta y yo dirijimos a un grupo de actores guatemaltecos. Textos bíblicos y bendición de los actores con la sangre de un cordero degollado.
No recuerdo quien tomó la foto. Aparezco de espaldas y el actor que cuelga, además de actuar era de atender la taquilla del teatro.
Cuando distribuí esta fotografía en los medios para la promoción del espectáculo, ningún periódico la publicó.
martes, 14 de septiembre de 2010
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Familiaridad de las ensoñaciones. |
Las arquitecturas que contienen grupos humanos, facilitan que los sueños y pesadillas de los ocupantes, tengan relaciones comunes, aunque individualmente sean antagónicas. Hay transmisiones directas.
Desde el hogar familiar más simple hasta los conglomerados humanos alojados en hogares, cárceles, hospitales, etcétera, sucede esta extraordinaria conexión inconsciente.
Foto usurpada. 2008.
lunes, 13 de septiembre de 2010
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Goma y hueso. |
La foto la tomé en la casa del mejicano Charlie, donde estuvimos alojados un tiempo en 1973 (Distrito Federal, camino de regreso). La máscara de goma y la calavera eran de la casa. Fue un alojamiento extraño. No recuerdo porque ni cómo caímos allí. Charlie trabajaba para un laboratorio farmacéutico. Una noche me llevó a "La cueva del Indio". Un hangar inmenso donde montones de mujeres hermosas se desnudaban para mejicanos bien vestidos y borrachos que pagaban caro la estadía entre los tragos y los billetes que continuamente regalaban a las striptiseras, que eran demasiado bellas y que manifestaban asco por la audiencia. Se podía bailar con ellas pagando unos diez dólares por pieza. Charlie sacó un boleto y bailó guaracha con una morocha increíble. De pronto en medio del baile, la morocha apartó a Charlie y le estampó una trompada en medio de la jeta, que lo dejó boludo. Sonriendo, mi amigo mejicano vino a mi y con picardía me confesó: "La apreté un poquito"...
Nos separamos mal. Charlie nos hechó de su casa, a Marta, a Evan y a mi.
Nos pasamos a lo de Lourdes.
domingo, 12 de septiembre de 2010
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petocareta |
Esta prenda de vestir, se puso de moda en la década de los cuarentas, y más que como elemento protector de los golpes de la vida (imprevistos callejeros), los varones la usaban como artilugio para encandilar y enamorar a chicas de barrio.
Por aquella época todavía tenía mucha difusión popular, tanto en los cinematógrafos, como en ediciones baratas en los kioskos de diarios, "El Fantasma de la Ópera" de Gastón Leroux. Así, los hombres enmascarados, a la voz temblorosa de "¡Cristiiinaaa!", arremetían contra las amas de casa que salían de compras.
sábado, 11 de septiembre de 2010
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A cona da lora. |
Puede que venga de alguna publicación de Bruguera o de Columba. Realizada la gráfica, la impresión era una consecuencia llana. Sin embargo nadie (nadie como ignoto consumidor de historietas) recuerda las aventuras del "Capitán Halcón": Un imaginario travesti apátrida que llamaba a su mascota "halcón", cuando en realidad se trataba de un loro. Más precisamente, una lora.
Cuando el capitán ingresaba a una acción historietística, lo hacía a la voz de: "¡A cona da lora!".
viernes, 10 de septiembre de 2010
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Salidera bancaria. |
Don Hermógenes, setentón jubilado con la mínima, luego de haber dado su vida al desempeño laboral honesto, se vió a si mismo viviendo como un pordiosero, mientras que aquellos ex compañeros suyos que se dedicaron a la estafa y al latrocinio, vivían a todo lujo y eran respetados y admirados por sus vecinos.
Hermógenes decidió cambiar de estilo de vida, pensó: "Voy a empezar a mandarme salideras bancarias. Cada vez que tengo que cobrar, mientras hago la cola veo a cualquier cantidad de gente cobrando buena guita. Me lo sigo tranquilamente al punto y cuando menos se lo espere, se la doy. Quién va a sospechar de un pobre jubilado como yo".
Hermógenes lo pensó, pero le costaba llevar el pensamiento a la realidad. Más bien su elucubración de venganza le servía como paliativo a su vida miserable. El saber que podía tomar revancha en cualquier momento, era una muletilla espiritual. Nunca se animaba, le daba miedo decidirse y estaba en ese clima existencial, cuando un día que cobró su jubilación en el banco, a la salida dos jóvenes en moto, lo sirvieron con un golpe de caño en la cabeza y se llevaron su dinero.
Hermógenes no murió a consecuencia del golpe, quedó en estado de vida vegetativa, internado en el salón de un hospital municipal, ostentando una carita quieta y risueña. Una mezcla del bello relax que muestran los muertos y la extraña felicidad que ritualizan aquellos que perdieron masa cerebral.
Solito, como cuando vino al mundo.
Collage 1978.
martes, 7 de septiembre de 2010
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Antonio Pérez Prado, a un año. |
Tenías razón Antonio, internet es desconfiable. Te estaba recordando aquí, por escrito, y de pronto se cortó todo. Quel gobierno está peleado con fibertel, que alguien se afanó un cable, que Dios existía realmente... Yo que sé. La cuestión que había descubierto la forma de charlar con vos y ahí, el asunto se desconectó. Lo que te estaba escribiendo desapareció y no volvió cuando volvió internet.
Nada más fiel que la puñetera lapicera o la máquina de escribir. Tenés razón y no te lo volveré a discutir.
Pero aquí estamos.
Te decía que te hicieron el homenaje que Paco había prometido hacerte en vida. Ahí en la Federación. Vitrinas llenas de tus cosas y la biblioteca de la institución enriquecida con tus libros gallegos. A mí me hubiera gustado que te hicieran el homenaje con vos vivito y coleando. Hubiera sido más teatral, más cierto...
Estoy haciendo de cuenta que estamos charlando por teléfono, hoy, que hace un año te fuiste y aunque esta charla sea irreal porque estás muerto, te escribo para que me escuches. Porque eso era lo bueno. ¿Te acordás que llegó un momento que te dije "Pero... vos sos como un padre para mí". Estábamos hablando por teléfono. Hiciste un silencio circunspecto y corregiste: "En todo caso, un hermano mayor". Sabías más que yo de todo, y me lo explicabas. Teóricamente, ahora que me dejaste solo, yo debería ser autosuficiente, pero igual te consulto y me contesto por vos, y sos vos el que no me deja engrandecerte con palabras. No merecés esa traición de mi.
Durante este año de tu ausencia, pasaron cosas. Cosas más importantes que el homenaje, y que, que tus escritos y correspondencias estén en la fundación de Galicia donde vos querías que estén, para que las estudien.
¿Sabés las cosas que me contaron de vos, Graciela tu mujer durante 40 años, y tu hija? Me revelaron un Antonio tan mágico que conociéndote como te conocía yo, solamente podía presentirlo. Pero, tal vez sin quererlo, estos seres realmente queridos, me revelaron una llave que trasciende la anécdota. Es más, me impulsaron a recrearte, escribir sobre vos. Pero no para describir la acumulación de pintoresquismos y exhuberancias que colmaron tu empirismo vital. Para encontrar lo ancestral y mitológico que sos.
Vos me decías de la gente ocasional que me rodeara en Galicia o en Buenos Aires: "Ellos te quieren bien, pero mejor si los dejás con ellos mismos. Hacé lo tuyo".
Supongo que moriré antes de concretar el "Antonio", pero estamos en el inconciente humano. Somos eso.
Un abrazo hermano:
Yoel
lunes, 6 de septiembre de 2010
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Posar para la foto. |
Marcial descubrió que Kirk Douglas era lo más perfecto en cuanto a cómo sabía en cualquier reunión, tener siempre el ángulo más fotogénico de su cara en la línea de algún fotógrafo ocasional o profesional, para salir estampado como una estrella. "Es el actor más estrella que conocí", dijo Marcial.
La fotogenia natural o estudiada, es un arte difícil. Borges no se hacía problemas y era fotogénico (a partir de los sesenta en adelante).
Borges y Douglas sabían que la fotografía era la muerte. Por eso la paz y la gracia.
Todo el mundo sabe eso, sin embargo cualquiera cuando posa, no es fotogénico. Teme. Como si la muerte o el clic fotográfico le fuera a hacer cosquillas o cualquier otra acción pavorosa, típica del soñar. Cuando la fotogenia es un derecho natural situado entre la aceptación y la negación a posar.
Collage 1978.
domingo, 5 de septiembre de 2010
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Restauración del Galilei |
La pieza data de hace unos seis o siete años.
Hubo un imprevisto en la casa del comprador y el Galileo quedó hecho mierda. Sus pedazos amontonados impresionaban a cualquiera.
Lo restauré.
Hice un nuevo Galilei, inverso al que había hecho originalmente.
Este se parece más al histórico y a su vez mítico. Galileo al volver de la tortura (desmembramiento), así como Caperucita Roja regresa del vientre del lobo, es un iniciado.
Foto: Laura.
sábado, 4 de septiembre de 2010
viernes, 3 de septiembre de 2010
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Juan Orol |
Cuando arrivé a Méjico (1973), nesos primeros días, vi el estreno de "El fantástico mundo de los hippies" ("Con veinte hippies auténticos") filme de Juan Orol que se proyectaba simultáneamente en un montonazo de cines mejicanos. Me pasó algo similar que a Antonin Artaud cuando luego de ver una película en la década de los treintas (Supongo que la película sería de Orol) se maravilló del "surrealismo mejicano". Una pareja llegaba a Hon Kong. El hombre abría una ventana y le decía a la mujer con un fondo de música china: "Hong Kong a tus pies". Y la cámara siempre con la música china, mostraba con lujo de detalles la ciudad de Méjico de aquel entonces.
"El fantástico mundo... " me encantó. Trabajaba Orol haciendo de "director de la CIA" y al empezar la película le decía al público que "los hippies son una peste y tenemos que matarlos a todos". La irrealidad era una golosina durante todo el discurso fílmico, regada de absurdos y mal gusto... Me enloqueció. Valía la pena haber llegado a Méjico solo para ver esa película. A partir de entonces estuve atento a cuanta proyección de Orol sucedía en el Distrito Federal y vi unas cuántas... Inolvidables y sin desperdicio.
Supongo que por internet se pueden conseguir sus películas.
Orol fue un gallego nacido en El Ferrol un par de años antes del 1900. A los 6 años lo llevaron a Cuba y recaló en Méjico en 1916. Allí hizo cine desde la década del 30 hasta su muerte en 1988.
En el primer cuadro, Orol joven con su mujer. Me decían nel Distrito que Orol en sus películas, la protagonista femenina era la mujer que estaba con él (esposa), y él protagonizaba el rol masculino.
El segundo cuadro creo que es de una de las películas del cineasta que tuve la suerte de ver en cinematógrafo. Una historia de amor que sucedía en ciudad de mejico y Acapulco, a través de los años. Se notaba que todo lo de Acapulco lo filmó de un tirón y después lo recortó (montó) ha medida que pasaban las décadas del guión. Entonces los que estaban tomando cerveza, después de 10 a 20 años, seguían tomando la misma cerveza y pitando el mismo cigarro. Los protagonistas siempre aparecían ante el mar y se escuchaba el sonido de las olas, pero como filmaban en un estudio con arena. Armaron espuma de mar con agua y detergente, y acercaron esa masa espumosa (de unos entre 50 cms. y 1 metro de altura) a los pies de los amantes y mientras estos hablaban de amor, la espuma se mantenía sólidamente ocupando la mitad del cuadro como si fuera un tercer personaje, especie de alien metamorfo.
Lo terrible era cuando la situación pasaba de ciudad de Méjico a Acapulco, aparecía en blanco y negro una toma panorámica del mar de Acapulco con música caribeña y entonces del lado derecho entraba una lanchita a motor que tardaba dos o tres minutos en llegar al margen izquierdo. Entonces se cortaba la toma y los protagonistas aparecían con sonido de oleaje nel estudio arenoso y la montaña de detergente.
Como la panorámica aparecía cada vez que íbamos a Acapulco, el público empezaba a tirar la bronca "¡No! ¡Otra vez! ¡No!". Pero el gallego Orol era implacable, la escena se repetía inexorablemente hasta que a la décima vez, el público dejaba de protestar, aprovechaba para visitar el baño, rascarse las pelotas y luego volver para escuchar las pelotudeces grabadas en la banda sonora.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
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El teatro es constante. |
Lo que estaba por escribir, no lo escribí.
Pensaba que la confesión, la mostración del culo a un público, era terapéutico. Pero toda confesión implica terceros y demostración de alergias (rechazos), y los culos los interpretan los proctólogos, incluso la exégesis de la alergia a la vida está en las universidades (compra venta de libros de texto).
Quería hablar de algo personal y no me quedó otra salida que ficcionar y crear personajes pues si describo a los personajes reales que superaron la ficción, después de tanto -tantísimo- tiempo, me aburrieron.
Matar y morir.
Será que disimulo para no caer preso o ser ejecutado. A esta altura, la preservación de las especies quedó de lado y la terapia es la derivación desordenada de las importancias que van dejando de serlo.
Respetuosamente, el fenómeno teatral sucede a traición o científicamente programado. Imagino arquitecturas y no escribo las boludeces que pensaba escribir.