Adherencia.
Tanto la disciplina, como la necesidad de expresión, me llevan fácilmente al pelotudeo literario.
O a la incógnita diaria que aparenta no tener respuesta, por más empeño y magia nel agite de la insoportable asunción de la escritura automática de Jaques Tatí, o la de Getulio Vargas en el templo de las orgías cerámicas, donde cada participante rezongaba su iluminación.
Dudar es difícil y la traición gramátical es una gran esperanza para las doble V que duermen y emergen.
Grafiti sobre papel. 1980.
2 comentarios:
6 de agosto de 2010, 19:21
Que vivan las doble v, muerte a las H mudas!!!
6 de agosto de 2010, 20:20
Hoy maté una h muda. Después que la aplasté con el pie, se quedo retorciéndo un buen rato y ¡Maravilla! mientras se dolía de sí misma, decía: "Crac crac" y "Cocorococó".
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