Primero que nada, la nada.
Los calabozos están abiertos a razón de 4.000 dólares el metro cuadrado y hay pudientes que se adjudican 100 metros cuadrados para una persona sola que quiere disfrutar su ración de pan y agua, a pleno.
Luego vienen los otros gastos, contenidos por las subvenciones por demencia, exceso de edad y pedorreo.
Estos consorcios carcelarios que fundamentalmente garantizan la contención de los internos, se construyen en terrenos predispuestos a abrirse y tragar las edificaciones en abismos sin fin.
Es una cuestión de límites impulsivos que recuerda a los caseríos que a mediados del siglo pasado se construían en la boca de volcanes centroamericanos, certificando la propiedad de las posibles erupciones.
El tiempo y las costumbres, más los excesos culturales, dejaron su huella y la carestía de los bienes terrenales responde a las envidias y despojos propios de la armonización social en curso.
Collage. 1978.
2 comentarios:
8 de junio de 2010, 5:23
Master:
Esa es mi respuesta para el nuevo cineasta,"primero que nada,la nada".
La mano que aprieta,aprieta.
Muy bueno el relato.
8 de junio de 2010, 5:46
Acabo de enviarle un mail al gran cineasta deste juvenil siglo, aceptando la extremada carestía de su existencia, pues él es dado a exclamar "¡Caro amigo!".
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