El compadrito
Le digo "a la violeta", por ciertos colores o aureolas que lo adornan. Es un académico de la vida que comparte un tango con una escoba que como unidad existencial es igual a él. Tan importante es uno como la otra, y repentinos mutuos. Pues merced a un buen sueldo, el compadrito se convierte en barrendero municipal y barre vidas, aquellas que trastabillan entre el cordón de la vereda y el asfalto, por donde corre la sangre y el agua.
Foto Lausi.
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