LA MANO QUE APRIETA

viernes, 28 de noviembre de 2014

exaltación del aburrimiento.

La intención de decir es compulsa y al momento de decir, la decisión de decir provoca que los sostenes del texto queden en nada. Espectación y saliva. Lengüetazo que deja la lengua y parte de la garganta a merced de cocineros  que ejecutan el escabeche, la vinagreta, la verborrea provenzal. Después venden la materia interpretando que la calidad del espíritu, favorece al sabor, al conocimiento humano feteado. Todo en un gradiente superlativo, o no.
Se le da prioridad a la salsa que contiene al texto, antes que al texto en sí.
En un principio se buscaba el poder del texto en el otro, golpeándolo duramente para que hable. Método que se canalizó en el arte culinario sin entender lo buscado.

Manuscrita 2014.-

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