LA MANO QUE APRIETA

viernes, 25 de julio de 2014

a veces lo fusilan con algarabia

El ir hacia el interior de lo construido, obedece a la miserabilidad de la sobrevivencia que resulta ser tan maravillosa como artificial. La luz interior. Esa que ilumina de adentro hacia afuera y llama la atención de los demás, de aquellos que al no entender al iluminado, lo apagan con matafuegos, cubriendo el centellear de su mirada con una bolsa de consorcio.
Más luego
La luz titila, navideña.

F. Calomeni

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