LA MANO QUE APRIETA

viernes, 14 de febrero de 2014

bélico

hay una fe, una confianza irremediable (tal vez no tan irremediable) en el destino y su longitud y sus irreverentes pormenores. Paños menores de la construcción (secar pinceles con calzoncillos). Creer que los alargues concatenados logran destellos inalcanzables. Y es así, el arco iris y el cortocircuito caben en una sola mano y la alegría es joda franca, ahí el fenómeno irremediable.
Entonces, el empeño y la construcción fruición, del mundo, sucede entre trompadas mariconas que mueven montañas.
Siempre, la pretensión primera es simple como eructo de ángel.

Retrato de Hugo el araucano.

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