LA MANO QUE APRIETA

domingo, 1 de diciembre de 2013

vereda de hormigón peinado

La intimidad sucede a deshora, es anormal, mezcla terrazas con subsuelos. Subsuelos que después del quinto se hunden en lo ignoto sin escaleras. Porque si hubo constructores de cielos y de infiernos, no saben lo que hicieron (porqué y cómo) y se asombran desconocen.
Como sea, hay una lógica, una ingenieria poética que desemboca en encontros, y que vuelve a suceder... O no. 
Foto: YN.

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