LA MANO QUE APRIETA

jueves, 19 de diciembre de 2013

almas en fuga

Venía de los chinos de Gaona, ya promediando Gavilán,  cuando chirriando fortísima sirena, un patrullero pasó por Gavilán a toda velocidad, abriendo semáforos en rojo. Detrás de él, otro patrullero hizo lo mismo... Enseguida otro. Y hubo un cuarto.
Cuando los patrulleros pasaron a mi lado, sus sirenas fueron ensordecedoras. Tremendas. Luego el sonido, hacia la estación de Flores, se perdió.
Cuando me cruzó el primero, se me hizo un nudo en la garganta, luego el ulular del segundo me provocó el llanto. Los dos restantes me cruzaron bañado en lágrimas, sin saber quien era yo.

foto calomeni.

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