LA MANO QUE APRIETA

martes, 17 de septiembre de 2013

clarísimo.

Por un lado la casualidad, por el otro la química que materializa esa casualidad.
La contemplación se decanta en sí misma, no necesita consideraciones ni traumas. De por si cualquier amontonamiento se refuerza en su escondrijo. Por eso hay misterios que explotan inesperadamente.


Fotos Calomeni.

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