LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 21 de agosto de 2013

Buck Rogers Bichito Bucky

Dos aviones tuve. Uno me lo robaron en Méjico y otro lo vendí en el Caribe (Me quedó un manual de manejo que acabo de subir a Mercado Libre).
El avion Buick (el del "instruction manual") fue el que nos transportó a Marta, Evan, a mi y al aparataje teatral, por todo Centroamérica. Por tierra por supuesto, pues nuestro arte nunca nos permitió abastecer los tanques del avión con la gasolina suficiente para volar. Solamente en Panamá, hicimos un empeño sobrehumano (dejamos un aparthotel sin pagar) y compramos el combustible necesario para volar hasta la isla de San Andrés.
Después de tres meses de vivir en la isla, después que le había vendido el avión en mil dólares al Bichito Bucky y que la policía aduanera se lo había requisado, fuí a hablar con el capitán Buck Rogers que estaba a cargo de la aduana, buscando alguna solución, y el capitán con gesto beatífico me dijo: "Despreocúpese. Esto es así. Cuando vimos aterrizar su avioncito, dijimos: ´Ese Buick es nuestro´".
El Buick había sido fabricado en Estados Unidos en 1943 y yo lo había comprado en San Francisco como desecho de guerra (funcionando) en 250 dólares. El boleto de compra era un ticket chiquito como los que se imprimían en las cajas registradoras de aquel entonces.

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