LA MANO QUE APRIETA

sábado, 25 de mayo de 2013

mono otomo


Ayer, se hablaba de un elixir maravilloso, entre el curapenas y la vida eterna. Un elixir muy secreto, basado en la corporización del verbo. Elixir simple y capcioso pues la vida eterna o simplemente larga, más que un don es un castigo. Claro que esto se logra con el abuso del elixir. Fenómeno muy común en el usuario que al descubrirlo lo chupa hasta la última gota y después sigue chupándolo. Asi se ven esos extravagabundios que hace siglos vienen pernoctando en este valle lacrimoso y por más nitroglicerina y cianuros en supositorios que se administran, siguen soportando el avance de los acontecimientos.
Hoy, había que hablar sobre la construcción y armonía de los textos, donde no solo se estudiaría el fenómeno editorial, sino la asunción de lo editado. Digestión y operación.

Equipo de fútbol. Argentina. 1900.-


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