LA MANO QUE APRIETA

martes, 30 de abril de 2013

lo que no hay que decir

La brevedad es un vicio, una gratificación egoista. Una no transmisión ni de datos ni de genes. Es un acto solitario recreado en sí mismo y en quien -de rebote- encuentra allí un estímulo para develar vaya a saber qué.
Basta con pronunciar una palabra para hacer real el infierno o el paraíso, siempre que esa palabra sea escuchada. Continúa luego una tecnología, un hobby, una enajenación que valida lo creado, ofreciendo la vida cotidiana por ello... Tantos susurros más.

Volando ca pedra. Ilustración para "El Viñao". 2001.

0 comentarios: