LA MANO QUE APRIETA

domingo, 17 de febrero de 2013

el buen lector prefiere muerto al buen escritor

La vida personal del escritor es la materia prima de su obra y el arte creativo consiste en construir con eso, cuentos infantiles, profecías históricas, cuando no: historias silvestres.
Las escritores que combaten sus ausencias, carencias y plenitudes, recreándolas en su trabajo, artificiándolas, hay en ellos una intensidad virtual delicada.
Arlt trasciende a sus contemporáneos, recuperando del espanto social, un humor luminoso y mortal. Liberador, como su muerte a los 42...
Así, cada escritor de los miles de millones de escritores (aunque no escriban) que pueblan este mundo, ambulan renegando o exaltando su propia existencia (enmascarada).
Así como el ejercicio literario puede funcionar como satisfacción personal constructiva, también puede ser una tortura infernal, mecanismo presentido por Kafka que sabía reventar de humor.
El buen lector prefiere muerto al buen escritor para que no escriba más. Y cuando eso sucede, el vacío (¿la luz?) es vertiginoso (a).

Benedicto XVI. Clarín. Pág. 30. (17-02-13).

2 comentarios:

El buen escritor y el buen lector, son la misma persona, como dice Chesterton.
Aunque puede tratarse de un escritor y lector mediocre, que la aventura humana es la misma.

Los autores prolíficos torturan a los lectores y son enaltecidos por los libreros.