bipolaridad del arte lumpen

Eduardo me confrontó con el doctor Gregorio en una filmación documental que me resultó útil como autoconocimiento y conocimiento del doctor. Creo que lo fundamental de nuestra amistad no apareció registrada en el filme pero se intuye.
De Gregorio es de aceptar la mayoría de mis opiniones sobre él, aunque sean caóticas y destructivas. Es una forma de aceptarme a mí. Cuando definí su arte cinematográfico como "cine sicótico", puso rostro de duda. Ahora, cuando lo adjetivé como "cine bipolar", le encantó. Si algo enorgullece a mi amigo, es que tanto la ciencia médica como el medio social, lo acepte como "bipolar".
Tampoco dicho, pero manifestado en la gesticulación, entender que nos unía el ejercicio del arte lumpen. Él y yo con arranques-bases diferentes, coincidimos en no hacer carrera artística, no presentarnos a premios, ni emplearnos en ningún oficio afín (periodismo, etc.).
El doctor G. y yo, somos histéricos, energúmenos y para nada generosos, aunque regalemos todo.
La filmación fue una fiesta, nos cagamos de risa. 

Última tarjeta de Fernando.