LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 4 de enero de 2012

Soperopu de cachapoi:

 tinto López, granadina, hielo.
Copa mauricia del festejo antiguo, añoranza del ombligo invisible, del nudo extraterrestre,
oligaria forma de dudar o de no dudar respecto a la ejecución sumaria de los burócratas que mantienen calientes los colchones inflados a reventar dentro de alcancías gigantes.
Salutación a la población de turno que se turna haciendo una cola, una agrupación pornográfica de coleros que aprende el oficio de vivir poniéndose detrás del último de la fila.
He ahí que entonces sucede la aparición del vejete risueño que se introduce de prepo en medio de la cola. "!Qué hace viejohijoeputa! La cola es allá, al final de todo!". El que se queja lleva toda una vida manteniendo su lugar en la interminable fila humana. "De aquí no me mueve nadie ¡Joder!" Ríe el anciano y usurpa el puesto de los que ahora quedan detrás de él, maldiciéndolo y deseándole muertes tortuosas (esto dura un tiempo relativo hasta que la indiferencia absorve la situación).
La cola no tiene fin ni principio. Allá en el horizonte al frente, se intuye que se llega a una ventanilla donde se identifica algún tipo de destino con sellados e inscripciones manuales. Pero no se sabe, porque personajes gordos y sudorosos que golpean bombos metálicos ensordecedores, no permiten a los coleros ir a curiosear.
Con el final de la cola no hay mayores dificultades... Uno se agrega al último lugar y luego paulatinamente van llegando más.
La cola no es eterna, pero dura mucho tiempo y en el durante se ejerce la prostitución, la lectura de manos y el punguismo.

comentarios:

já,estas tramitando la jubilacion yoelin?