LA MANO QUE APRIETA

miércoles, 18 de enero de 2012

DOS

Le correponde la parte 8.
Testimonio de delicias tales que no pueden ser relatadas por la lengua humana.
A Horacio le regalan una casa quinta y el poeta canta las bellezas de la huerta.
La municipalidad de Venecia le regala a Petrarca un palacio pagado con fondos públicos. En canje, los burócratas le piden al artista, el legado de su biblioteca.
Luego de 2.600 páginas, terminan las aventuras del Barón de Munchhausen.
El enano amarillo busca novia.
En la antigua Roma no hay vencedores ni vencidos.
Magalles ve un pájaro bonito y como reconociéndolo, exclama: "¡Silfo!"
Al rato el fuego, como siempre, se apaga.

Página 2551.-

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