un tiempo para cada cosa
En la piecita del Chileno había una ventana que daba al patio del conventillo de la calle Perú.
La ventana estaba cerrada. El Chileno la habría de par en par y gritaba al mundo: "¡Buenos Días!"
Bebíamos vino
Gobernaba Frondizi, Illia y en el estar, había aparecido Onganía.
Durante una época, abríamos -con los ojos cerrados- el tomo de Otto Fenichel "Teoría de las Neurosis" y leíamos el párrafo que caía en suerte a modo de oráculo.
Hoy por la mañana, los noticieros de TV imitan al Chile y dicen al mundo: "¡Buenos Días!".
Tita Merello colaborando con un "Acto Vivo" durante los sesentas. Ventriloquía.
La ventana estaba cerrada. El Chileno la habría de par en par y gritaba al mundo: "¡Buenos Días!"
Bebíamos vino
Gobernaba Frondizi, Illia y en el estar, había aparecido Onganía.
Durante una época, abríamos -con los ojos cerrados- el tomo de Otto Fenichel "Teoría de las Neurosis" y leíamos el párrafo que caía en suerte a modo de oráculo.
Hoy por la mañana, los noticieros de TV imitan al Chile y dicen al mundo: "¡Buenos Días!".
Tita Merello colaborando con un "Acto Vivo" durante los sesentas. Ventriloquía.
comentarios:
27 de diciembre de 2011, 6:42
La ventana que dice, ¿es una que sirvio para intentos de suicidios y que usted exhibió hace poco en La Boca?
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