LA MANO QUE APRIETA

martes, 29 de noviembre de 2011

tantarantantán

La lluvia tan llena de viento y electricidad. ¡Como no beber vino!
Cuando era niño soñaba con un futuro donde iba a tener para mi solo un tonel de vino de por lo menos quinientos mil litros y esa sangre de Cristo -néctar divino- jamás se iba a acabar.
Cuando llegó la madurez, entre todos los alcoholes, el vino fue mítico, sangre de rosas, carrusel de gladiadores, tabaco celestial.
Después vino la clasificación por marcas. Que este si, que este otro no. Mucho después de haber ingerido aguardientes y cervezas en los países donde el vino no abundaba o no existía. Después de haber descubierto que el acohol medicinal mezclado con azúcar, muchísima agua de la canilla y quinientos limones, (Panamá), era lo más parecido a lo que soñé en la niñez.
Tanta lluvia
Tanto fantasma
Tanto ozono
Tan distinto
Tantarantantán.
Hubo un ectoplasma que un día -inconciente- tiré a la basura y que quiero recuperar.

Cuaderno de recortes No. 2 (fragmento de página). 1979.

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