LA MANO QUE APRIETA

martes, 16 de agosto de 2011

Tal vez callarse...

- El otro día un poeta me decía: "Todo el mundo piensa que escribir es cosa de vagos. Que no sirve para nada". El poeta creía que en el mundo debía haber unos cuantos miles de millones de poetas, todos extraordinarios y la palabra personal deste amigo, decía al mundo que todos ellos -y por lo tanto él- no recibían el merecido reconocimiento a su trabajo de vida.
Menos mal que hoy por hoy, los miles de millones de poetas tienen la puñeta y el spider mientras la muerte va recogiendo su cosecha.
El mundo está plagado de poetas, cuentistas, novelistas, artistas plásticos, actores, abogados, filósofos, etc. (Roberto Páez decía "arquitectos"). Lo que no hay es personas que sepan concretar cosas útiles y cuando aparece alguien que sabe hacer ese trabajo, su sueldo es muy alto.
Esta es una realidad vieja, ahora reacondicionada por la burbuja internética.
La pelotudez y la mediocridad han establecido un imperio maravilloso y los espermatozoides hechos carne nos regodeamos en esta airosa vanidad de vanidades.
Sea como sea, se rumorea quel momento es propicio.
- ¿Para qué?
- Para decir la poesía que hay que decir.
- Mejor no decirla.
- Ya se dijo...

"El poeta y la creación". Secuencia de "La Soberbia de los Poderosos". Casa del Lago. Ciudad de Méjico. 1974. Cuaderno de fotografías.-

comentarios:

La pregunta es... Si ya se dijo La Palabra ¿Se la reconoce o no?
¿No será que alguien la está por decir?
A mi me parece, que esa Palabra, esa Poesía, será o fue un Sonido.